Rodrigooool
Como si fuera a una playa en Brasil, Rodrigo Teixeira llega a la práctica del Cuenca con gafas de moda, zapatillas, jean hasta la pantorrilla y vividi. Pide su indumentaria al utilero Marcelo Ortega. Esos segundos, entre dar y recibir el uniforme, son suficientes para cruzar bromas entre los dos.
Ese buen humor de este delantero que escondió su pólvora un par de años en su natal Brasil, para ahora liberarla con ataques mortíferos en Copa Libertadores y Campeonato Nacional, lo transmite al resto de compañeros.
El nombre de Rodrigo Teixera ya sonó en Ecuador. Apareció en el Esmeraldas Petrolero y sus goles le hicieron retumbar en Barcelona. Sus características físicas: estatura, potencia física y habilidad, lo describen como ideal para destrozar defensas.
El entrenamiento comienza bajo un sol inclemente de una típica mañana cuencana. Rodrigo Teixeira, se mueve, hace paces y goles como lo hace en los partidos oficiales. El técnico Guillermo Duró, lo mira y aprueba las jugadas con una sonrisa casi imperceptible.
Es el más alto de un grupo, cuya característica principal, no es justamente la estatura, sino una profunda convicción del verdadero significado de equipo. “Somos jóvenes, livianos, pero rápidos y de gran contragolpe. No nos equivocamos en las ocasiones de gol, eso nos ha dado nuestra propia identidad”.
Son casi las 12h00, el atacante de moda en Copa Libertadores de América por haber dejado su marca en el arco del Anzoátegui de Venezuela, Guaraní de Paraguay hacer pasar el susto de sus vidas a los hinchas de Boca Junior en la Bombonera, se retira del entrenamiento. En su camino al túnel, vuelve a bromear y simula una técnica de lucha olímpica con un par de compañeros.
A la salida del estadio, un niño de la cantera del club, quien aspira algún día ser como Rodrigo Teixeira, le dice a otro de su misma edad, mira allí sale Rodrigoool.
Ramiro Ochoa O.
Como si fuera a una playa en Brasil, Rodrigo Teixeira llega a la práctica del Cuenca con gafas de moda, zapatillas, jean hasta la pantorrilla y vividi. Pide su indumentaria al utilero Marcelo Ortega. Esos segundos, entre dar y recibir el uniforme, son suficientes para cruzar bromas entre los dos.
Ese buen humor de este delantero que escondió su pólvora un par de años en su natal Brasil, para ahora liberarla con ataques mortíferos en Copa Libertadores y Campeonato Nacional, lo transmite al resto de compañeros.
El nombre de Rodrigo Teixera ya sonó en Ecuador. Apareció en el Esmeraldas Petrolero y sus goles le hicieron retumbar en Barcelona. Sus características físicas: estatura, potencia física y habilidad, lo describen como ideal para destrozar defensas.
El entrenamiento comienza bajo un sol inclemente de una típica mañana cuencana. Rodrigo Teixeira, se mueve, hace paces y goles como lo hace en los partidos oficiales. El técnico Guillermo Duró, lo mira y aprueba las jugadas con una sonrisa casi imperceptible.
Es el más alto de un grupo, cuya característica principal, no es justamente la estatura, sino una profunda convicción del verdadero significado de equipo. “Somos jóvenes, livianos, pero rápidos y de gran contragolpe. No nos equivocamos en las ocasiones de gol, eso nos ha dado nuestra propia identidad”.
Son casi las 12h00, el atacante de moda en Copa Libertadores de América por haber dejado su marca en el arco del Anzoátegui de Venezuela, Guaraní de Paraguay hacer pasar el susto de sus vidas a los hinchas de Boca Junior en la Bombonera, se retira del entrenamiento. En su camino al túnel, vuelve a bromear y simula una técnica de lucha olímpica con un par de compañeros.
A la salida del estadio, un niño de la cantera del club, quien aspira algún día ser como Rodrigo Teixeira, le dice a otro de su misma edad, mira allí sale Rodrigoool.
Ramiro Ochoa O.
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